El origen de la salsa de soja se remonta a la antigua China, durante la dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.), cuando los métodos de conservación de alimentos llevaron al desarrollo de salsas fermentadas a base de soja y cereales. Su antecedente más cercano es el “jiang” (酱), una pasta fermentada de soja utilizada como condimento. Con el tiempo, una versión líquida de este producto evolucionó hasta convertirse en la salsa de soja que conocemos hoy.
Durante el siglo VII, monjes budistas chinos introdujeron la producción de salsa de soja en Japón, donde se desarrolló una variante conocida como “shoyu” (醤油). En Corea, surgió el “ganjang” (간장), que se diferenciaba por su método de fermentación y uso en la cocina local. En Indonesia, la influencia china dio lugar al “kecap manis”, una versión más dulce y espesa adaptada a los sabores de la región.
Hoy en día, la salsa de soja se ha diversificado en múltiples variedades, como la salsa de soja clara y la oscura, cada una con propiedades culinarias específicas. Su uso se ha extendido globalmente, convirtiéndola en un condimento esencial en diversas gastronomías.
¿Salsa de soja clara o oscura?
A muchos le surgen esta duda: ¿cuándo utilizar cada una? Ciertamente, la diferencia es más importante de lo que uno pueda imaginar, aunque es muy sencillo de distinguir. Por un lado, la salsa de soja clara es la variante más utilizada en la cocina china y en muchas otras gastronomías asiáticas. Su color, un ámbar o marrón claro, la hace fácilmente reconocible.
Además, tiene una consistencia más líquida, lo que le confiere una versatilidad considerable en su aplicación. Su sabor es más salado y menos dulce que la salsa de soja oscura, por lo que generalmente se utiliza como condimento para aderezar carnes, vegetales, sopas y guisos sin alterar demasiado el color o la apariencia del plato, aunque otorgando un importante sabor.
Por otro lado, la salsa de soja oscura, es más espesa y se caracteriza por un color marrón oscuro, casi negro. Su proceso de fermentación es más prolongado, y en algunos casos, se le añaden melaza o azúcar, lo que otorga un sabor más dulce y menos salado en comparación con la clara. Este tipo de salsa es ampliamente utilizada para aportar color y profundidad a los platos, especialmente en estofados, salsas y adobos, donde su capacidad de intensificar el sabor y enriquecer el plato es muy apreciada.
¿Cuándo usar cada tipo?
El uso de cada tipo depende del efecto deseado en el plato. Si el objetivo es sazonar y realzar el sabor sin modificar demasiado la apariencia, la salsa de soja clara es la opción más indicada. Su sabor salado y umami potenciará los ingredientes sin alterar el color original del plato. En cambio, si lo que se busca es dar color y profundidad, la salsa de soja oscura es la elección perfecta. Su sabor más dulce y su tono oscuro aportan una riqueza y complejidad que es ideal en platos cocinados lentamente o en salsas.
En muchas recetas tradicionales chinas, especialmente en los guisos y en los salteados, se emplean ambas salsas de soja, combinándolas para equilibrar tanto el sabor como el color, lo que permite obtener una armonía perfecta en el resultado final del plato.
En conclusión, ambas versiones de la salsa de soja, clara y oscura, son fundamentales en la cocina asiática, y cada una tiene aplicaciones específicas que enriquecen los platos. La salsa de soja clara, con su sabor más salado y su capacidad para realzar los ingredientes sin modificar la apariencia, es ideal para platos salteados, sopas y marinados.
La salsa de soja oscura, por su parte, aporta color y una dulzura sutil que realza los sabores en platos cocinados a fuego lento y salsas. Conocer la diferencia entre estas dos versiones te permitirá mejorar la autenticidad y el sabor de tus preparaciones, logrando platos más sabrosos y visualmente atractivos.