La salsa de soja tiene sus orígenes en China hace más de 2.500 años, donde se utilizaba como un medio de conservación para la soja fermentada. A medida que se expandió por Asia, se adaptó y se convirtió en un ingrediente clave en la gastronomía de países como Japón, Corea y el sudeste asiático. Su proceso de fermentación, que incluye soja, trigo, agua y sal, le otorga un sabor umami profundo que realza y equilibra los sabores de los alimentos. Hoy en día, la salsa de soja es un condimento esencial, no solo en platos tradicionales como sushi y ramen, sino también en la cocina global, utilizada para aderezos, marinados y salsas. Su versatilidad y riqueza la han consolidado como un pilar en la gastronomía mundial.